Letras
Una antigua historia se cuenta en el norte… allí donde el frío mar golpea las costas y las noches de invierno parecen eternas. Cinco niños nacieron en el transcurso del mismo año; el año de la luna de dragón. Eran los cinco herederos de los clanes de Kilkenny.
Hermosos, fuertes, amados, tocados por la gracia de Dios. Parecía que su destino estaba escrito en el libro de los bienaventurados, y que a Kilkenny le esperaban años de prosperidad y alegría. Pero hay fuerzas oscuras que hasta el más sabio de los hombres desconoce, y en las sombras no cesaron de estar cerca de los cinco herederos desde su primer día en este mundo.
Los herederos de Killkeny eran diamantes puros, y merecían un mentor que trabajara sobre ellos como el más talentoso de los orfebres. Y en Kilkenny vivía la persona indicada: Lothair, el viejo sacerdote. Desde el nacimiento de cada niño, Lothair les transmitía las más altas virtudes, y un amor puro como si fuese el padre de todos ellos. El valor, la prudencia, la compasión, el honor. Los cinco niños recibían las mejores enseñanzas, y Lothair procuraba mantenerlos en el recto camino en todo momento, porque conocía que esos niños eran elegidos y que, de sus intenciones, dependería el buen uso que hiciesen de sus dones.
Y cuando todo parecía encaminado hacia la felicidad añorada por los hombres y mujeres de Kilkenny, el mal que esperaba su momento se hizo presente en el destino de los cinco amigos.
Una mañana un visitante arribó, y con mentiras sedujo la inocencia de los cinco amigos. Corrompió sus corazones con las palabras justas: riquezas y poder. Un mundo ilimitado se abriría ante sus ojos, y nadie podría objetar sus decisiones. Y mientras seducía a las cinco nobles almas, la Oscuridad acababa con la existencia de aquél que descubriría sus intenciones. La muerte de Lothair era el último paso del maléfico plan trazado, porque tan profundo fue el dolor en los cinco amigos que sus corazones de revelaron contra Dios.